Como siempre, acá en pantalla completa
Datos inútiles, teorías prestadas, recuerdos innecesarios, citas de libros conocidos por casi todos, y hasta por ahí, alguna opinión sobre temas que no interesan. Esa podría ser la descripción de este espacio, pero creo que la pregunta "¿Y esto para que me sirve?" es mucho más precisa. Quien dice por ahí algo de todo esto le sirva a alguien.
viernes, 27 de abril de 2012
Adelanto Exclusivo (Fuck You Linux)
Allá por fin de año estaría llegando el nuevo Windows, conocido por ahora como Windows 8. Gracias a mis contactos secretos (en paz descansen) con Microsoft les traigo la beta más reciente del sistema operativo:
jueves, 26 de abril de 2012
Al Nacer Vino Con Una Boca Gratis (Más Gansadas)
Una vez un tipo, al que llamaremos Mister P. para proteger su identidad, dijo: "A mi me gusta escribir 'herror' a propósito, porque ademas de usar la palabra como símbolo tambien es lo simbolizado".
Vale decir que ese día se salvo por milagro de una golpiza bestial.
miércoles, 25 de abril de 2012
martes, 24 de abril de 2012
sábado, 21 de abril de 2012
WTF (¿What the Fable?)
Entonces, como venía diciendo, un día llegó a mis manos este librito de fábulas chinas. Lo empiezo a hojear y, como esperaba ( todos lo sabemos, los chinos son practicamente la sabiduría con ojos rasgados. ), algunas de las fábulas tienen un claro mensaje educativo (como la del post anterior). Pero otras estan más para el show de Jorge Corona.
A modo de ejemplo comparto con ustedes un par:
EL VENDEDOR DE LANZAS Y ESCUDOS
EN el Reino de Chu vivía un hombre que vendía lanzas y escudos.
— Mis escudos son tan sólidos — se jactaba —, que nada puede traspasarlos. Mis lanzas son tan agudas que nada hay que no puedan penetrar.
— ¿Qué pasa si una de sus lanzas choca con de sus escudos? — preguntó alguien. El hombre no replicó.
ESO NO ES DE MI INCUMBENCIA
HABIA una vez un practicante que se decía especialista en medicina externa. Un guerrero herido necesitó de sus cuidados. Se trataba de extraer una flecha que se había incrustado en sus carnes.
El cirujano tomó un par de tijeras, cortó la pluma a ras de la piel y luego reclamó sus honorarios.
— Aún tengo la punta de la flecha incrustada en mi carne, hay que sacarla — le dijo el guerrero.
— Eso ya es del dominio de la medicina interna — contestó el doctor —. ¿Cómo podría yo tomar la responsabilidad de ese tratamiento?
A modo de ejemplo comparto con ustedes un par:
EL VENDEDOR DE LANZAS Y ESCUDOS
EN el Reino de Chu vivía un hombre que vendía lanzas y escudos.
— Mis escudos son tan sólidos — se jactaba —, que nada puede traspasarlos. Mis lanzas son tan agudas que nada hay que no puedan penetrar.
— ¿Qué pasa si una de sus lanzas choca con de sus escudos? — preguntó alguien. El hombre no replicó.
Han Fei Zi
ESO NO ES DE MI INCUMBENCIA
HABIA una vez un practicante que se decía especialista en medicina externa. Un guerrero herido necesitó de sus cuidados. Se trataba de extraer una flecha que se había incrustado en sus carnes.
El cirujano tomó un par de tijeras, cortó la pluma a ras de la piel y luego reclamó sus honorarios.
— Aún tengo la punta de la flecha incrustada en mi carne, hay que sacarla — le dijo el guerrero.
— Eso ya es del dominio de la medicina interna — contestó el doctor —. ¿Cómo podría yo tomar la responsabilidad de ese tratamiento?
Relatos de Xue Tao
jueves, 19 de abril de 2012
Castañas para Todos
Un amaestrador de monos, en el Reino de Song, era muy aficionado a
estos animales y mantenía un gran número de ellos. Era capaz de entenderles,
y los monos a él. Por supuesto, tenía que apartar una porción de la comida de
su familia para dársela a ellos. Pero llegó un día en que no sobraba comida en casa y él quiso disminuir la ración de los monos. Temía, sin embargo, que no
estuviesen de acuerdo con esto, y decidió engañarlos.
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Todos los monos se alzaron en señal de protesta.
— Bueno, ¿qué les parece entonces: cuatro en la mañana y tres en la tarde?
Los monos, esta vez, volvieron a ponerse en cuclillas, bastante satisfechos.
Zhuang Zi
lunes, 16 de abril de 2012
Una Clave
¿Dónde —pensó Raskólnikov, prosiguiendo su camino—, dónde leí aquello de un condenado a muerte, que, en el momento de morir, decía o pensaba que, si le concedieran vivir en un alto, en una roca y en un espacio tan reducido que apenas si pudiera posar en él los dos pies —y todo alrededor no hubiera más que el abismo, el mar, tiniebla eterna, eterna soledad y tempestad perenne—, y hubiera de estarse así, en todo aquel trecho de una arschina, su vida toda, mil años, toda la eternidad..., preferiría vivir así a morir en seguida? ¡La cosa es vivir, vivir, vivir! ¡Vivir, sea como fuere, pero vivir!... ¡Qué verdad tan grande! ¡Señor, qué verdad! ¡El hombre es cobarde!... Y cobarde quien por eso le llama «cobarde», añadió al cabo de un minuto.
Fiodor Dostoievski, Crimen y Castigo
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