Anoche ademas de no tener el sueño fácil cuando logré pegar los ojos vinieron enseguida mis peores miedos a acompañarme. De traje, impolutos, la sonrisa llena de dientes tan blancos que casi brillaban. No se cuán largo fue el sueño, pero se que me desperté a las seis de la mañana y no me quedaron más ganas de dormir.
Hace unos días estuve buscando el cuento de O. Henry (y lo encontré) que se llama El Sueño para postearlo acá. Lo dejo para otra ocasión, para cuando hayamos hecho las paces con Morfeo...
2 comentarios:
¿Que feo no?
Insomnio y yo: dos amigazos inseparables.
Publicar un comentario