¡Como si uno pudiera reconciliarse con lo imposible por el simple hecho de que se funda sobre el «dos y dos son cuatro»! ¡Es lo más ridículo que puede imaginarse!
¡Cuánto más terrible es entenderlo todo, tener clara conciencia de todas las imposibilidades, de todas las paredes de piedra, y decidir no humillarse ante ninguna de esas imposibilidades, ante ninguna de esas paredes si ello nos repugna! ¡Cuánto más difícil es llegar, siguiendo las deducciones lógicas, a la posición más desesperante respecto a nuestra parte de responsabilidad en la pared de piedra (aunque está muy claro que no tenemos nada que ver con eso), y, en consecuencia, hundirnos, en silencio pero apretando los dientes con voluptuosidad, en la inercia, sin dejar de pensar que en verdad no podemos rebelarnos contra nadie, porque, sencillamente, no tenemos a nadie contra quién rebelarnos! ¡Y nunca lo tendremos, porque todo es una gran mentira, un engaño, un caos! No sabemos de «qué» ni «quién», pero si sabemos que por todos los engaños y por toda nuestra ignorancia, sufrimos, y tanto más cuanto menos comprendemos.
Fiodor Dostoyevski, Memorias del Subsuelo, Primera parte, Capitulo III (Fragmento).
2 comentarios:
La ignorancia es un rasgo del ser humano. Algunas personas aceptamos nuestra propia ignorancia y defectos.
Pero al parecer hay muchísimas "mentes brillantes" (obviamente más inteligentes que quien les escribe), que no pueden ver la soberbia que en ellos existe pero si pueden verla en el ojo ajeno, ese único ojo con el que puede ver.
Ojalá "las mentes brillantes" hubieron ayudado a ver al tuerto y no sacarle su único ojo con odio y furia.
Pero eso sería mucho pedir.
Que pase ud. una excelente semana.
Me olvidaba: excelente la animación que se puede apreciar a la derecha.
Felicitaciones de mi parte al autor.
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