Día de otoño perfecto. Cielo de plomo, salud de hierro, un largo camino de oro que recorrer. Desde el principio el Barba y yo sabiamos que al otro día la cabeza iba a doler, pero es una naderia si se compara con la experiencia.
Lo que no sabe el Ñato es que aceptaria con gusto un mes de fiebre a cambio de recorrer el camino acompañado...
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