jueves, 29 de diciembre de 2011

100% Ciencia


     Al parecer lo habrían encontrado. Es muy simpático y responde al nombre de Bilbo:


miércoles, 28 de diciembre de 2011

Perdoná Si Te Digo Que No, Pero...


... no me gusta el rap...

martes, 27 de diciembre de 2011

Amarillo y Rosa (Fragmento)

Se avecinaba Navidad y ya era menester sacar de la caja las estatuitas del pesebre, limpiarlas, retocarlas con el pincel, reparar las machucaduras. Era ya tarde, pero don Camilo estaba todavía trabajando en su casa. Oyó golpear a la ventana, y cuando vio que era Pepón fue a abrir.
Pepón se sentó mientras don Camilo volvía a su quehacer. Ambos callaron un largo rato.
–¡Viejo Dios!– exclamó de pronto Pepón rabiosamente.
–¿No se te ocurrió otro sitio que la casa parroquial para blasfemar?– preguntó don Camilo sin alterarse. – ¿No podías hacerlo mientras estabas en el comité?
–¡Ya ni blasfemar se puede en el comité! – masculló Pepón . – Porque también si uno blasfema debe dar explicaciones.
Don Camilo se dedicó a la barba de San José.
–¡En este cochino mundo un hombre de bien ya no puede vivir! – exclamó Pepón al rato.
–¿Y qué te importa? – preguntó don Camilo – ¿Te has vuelto acaso un hombre de bien?
–Siempre lo he sido.
–¡Ah, qué cosa! Nunca me lo habría imaginado.
Don Camilo siguió retocando la barba de San José. Después pasó a retocarle la ropa.
–¿Le falta todavía mucho? – se informó Pepón con enojo.
–Si me das una mano, acabamos pronto.
Pepón era mecánico y tenía las manos grandes como palas y dedos enormes que se doblaban con esfuerzo. Pero cuando alguien tenía que arreglar un cronómetro, tenía que acudir a Pepón . Porque así son las cosas, y justamente los hombrachones están hechos para las tareas minúsculas. Fileteaba la carrocería de los automóviles y los rayos de las ruedas de los carros como uno del oficio.
–¡Es lo que faltaba! ¡Que ahora me meta a pintar santos! –refunfuñó. – ¡No me habrá confundido con el sacristán, supongo!
Don Camilo pescó en el fondo de la caja y sacó una cosita de color rosa, grande como un gorrión, y era precisamente el Niño Jesús.
Pepón se encontró en la mano la estatuita, sin saber cómo, y entonces tomó un pincelito y empezó a trabajar con esmero. Él de un lado de la mesa y don Camilo del otro, sin poder verse las caras, porque había entre ellos el resplandor del candil.
–Es un mundo cochino – dijo Pepón . – Uno no puede confiar en nadie si quiere decir algo. No me fío tampoco de mí mismo.
Don Camilo estaba muy absorbido en su trabajo: había que rehacer todo el rostro de la Virgen. Cosa fina.
–¿Y en mí, tienes confianza? – preguntó don Camilo con indiferencia.
–No lo sé.
–Haz la prueba de decirme algo y así lo sabes. Pepón acabó los ojos del Niño: la cosa más difícil. Después repasó el rojo de los pequeños labios.
–Quisiera plantar todo – dijo. – Pero no se puede.
–¿Quién te lo impide?
–¿Impedírmelo? Agarro una tranca de hierro y mato a un regimiento.
–¿Tienes miedo?
–¡Nunca tuve miedo en la vida!
–Yo sí, Pepón . Algunas veces tengo miedo.
Pepón mojó el pincel.
–Bueno, alguna vez también yo – dijo. Se le oyó apenas.
Don Camilo suspiró.
–La bala me pasó a cuatro dedos de la frente – contó don Camilo. – Si no hubiera echado hacia atrás la cabeza, precisamente en ese instante, quedaba seco. Ha sido un milagro.
Pepón había concluido el rostro del Niño y estaba repasando el color rosa del cuerpo.
–Siento haberle errado – masculló Pepón – Pero estaba demasiado lejos y estaban de por medio los cerezos.
Don Camilo paró de pintar.
–Desde hacía tres noches – explicó Pepón – el Brusco daba vueltas alrededor de la casa de Pizzi para impedir que el otro matase al muchacho. El muchacho debe haber visto al que disparó desde la ventana contra su padre, y el otro lo sabe. Yo, mientras tanto, daba vueltas alrededor de la casa de usted. Porque yo estaba seguro de que el otro sabía que también usted conoce al matador de Pizzi.
–¿Quién es el otro?
–No lo conozco – respondió Pepón . – Lo he visto de lejos acercarse a la ventana de la capillita. Pero no podía tirarle antes de que hiciese algo. Apenas disparó, disparé también yo. Le erré.
–Agradezcamos al Señor – dijo don Camilo. – Sé cómo tiras, y entonces puedo decir que los milagros han sido dos.
–¿Quién será? Sólo usted lo sabe y el muchacho.
Don Camilo habló lentamente:
–Sí, Pepón , lo sé; pero no hay cosa en el mundo que pueda hacerme violar el secreto de la confesión.
Pepón suspiró y siguió pintando.
–Hay algo que no marcha – dijo – parece que todos ahora me miran con ojos distintos. Todos, también el Brusco.
–Al Brusco le parecerá lo mismo, y a los demás también – respondió don Camilo. – Cada cual tiene miedo del otro, y cuando habla parece que cada cual se sintiera siempre obligado a defenderse.
–Y eso, ¿por qué?
–No hagamos política, Pepón . – Pepón suspiró de nuevo.
–Me siento como en la cárcel – dijo sombríamente.
–Siempre hay una puerta para escapar de cualquier cárcel de esta tierra – sentenció don Camilo. – Las prisiones son solamente para el cuerpo. Y el cuerpo cuenta poco.
Ya el Niño estaba concluido, y así, frescamente pintado, rosa y claro, parecía resplandecer en medio de la enorme mano oscura de Pepón .
Pepón lo miró y tuvo la impresión de sentir en la palma la tibieza del cuerpecito. Y se olvidó de la cárcel.
Depositó con delicadeza al Niño rosado sobre la mesa y don Camilo lo puso al lado de la Virgen.
–Mi hijo está aprendiendo el villancico de Navidad – anunció con orgullo Pepón . – Oigo todas las noches a la madre hacérselo repetir antes de que se duerma. Es un fenómeno.
–Lo sé –admitió don Camilo. – También la poesía para el obispo la había aprendido maravillosamente.
Pepón se crispó.
–¡Esa fue una de sus mayores bribonadas!  –exclamó. – Esa, usted me la paga.
–Para pagar y para morir siempre hay tiempo. Después, junto a la Virgen inclinada sobre el Niño, puso la estatuita del asnillo.
–Este es el hijo de Pepón , ésta la mujer de Pepón y éste es Pepón – dijo don Camilo, tocando por último al burro.
–¡Y éste es don Camilo! – exclamó Pepón , tomando la estatuita del buey y poniéndola en el grupo.
–¡Bah! Entre animales siempre nos entendemos – concluyó don Camilo.

Saliendo, Pepón volvió a hallarse en la noche oscura del valle del Po, pero ahora estaba tranquilo porque aun sentía en la palma de la mano la tibieza del Niño rosado.
Luego oyó resonarse en los oídos las palabras del villancico, que ya sabía de memoria.
"Cuando, la noche de la víspera, me lo diga, será algo magnífico", se dijo regocijado. "También cuando mande la democracia proletaria, los villancicos habrá que respetarlos. ¡Más bien, hacerlos obligatorios!".

El río corría plácido y lento, a dos pasos, bajo el dique, y también él era una poesía: una poesía empezada cuando había empezado el mundo y que todavía continuaba. Y para redondear y pulir el más pequeño de los miles de millones de guijarros del lecho del río, se habían requerido mil años.
Y solamente dentro de veinte generaciones el agua habrá pulido una nueva piedrecita.
Y dentro de mil años la gente correrá a seis mil kilómetros por hora sobre automóviles a propulsión superatómica. ¿Y para qué? Para llegar a fin de año y quedar con la boca abierta delante del mismo Niño de yeso que, una de las noches pasadas, el camarada Pepón repintó con su pincelito.

Giovanni Guareschi 

domingo, 25 de diciembre de 2011


jueves, 22 de diciembre de 2011

De Perdedores y Loqueros

     Me temo que no puedo presentar discusión sobre su concepto de lo que usted llama madurez... Puede ser que su amigo "estudiante avanzado de psicología" le estuviera tomando el pelo un poco, o podría ser que el avance en la psicología lo haya puesto en un estado de confusión en el que probablemente seguirá el resto de su vida. Parece como si tuviéramos superpoblación de psicólogos hoy día, pero supongo que es natural, dado que su jerga, cansadora como me resulta personalmente, parece tener la misma atracción para las mentes confusas que tenían las sutilezas teológicas para la gente en épocas pasadas. Si rebelarse contra una sociedad corrupta equivale a ser inmaduro, entonces Philip Marlowe lo es en extremo. Si ver la basura donde hay basura constituye una señal de inadaptación social, entonces Philip Marlowe es un inadaptado. Por supuesto, Marlowe es un fracasado, y lo sabe. Es un fracasado porque no tiene dinero. Un hombre que sin ningún impedimento físico no puede ganarse decentemente la vida siempre es un fracasado, y por lo general un fracasado moral. Pero una gran cantidad de hombres muy buenos han sido fracasados porque sus talentos particulares no se ajustaban a su tiempo y lugar. Supongo que a largo plazo todos somos fracasados, o no tendríamos la clase de mundo que tenemos. Creo que no me gusta su sugerencia de que Philip Marlowe desprecia las debilidades físicas ajenas. No sé de dónde sacó esa idea, y no creo que sea así. También estoy un poco cansado de las numerosas sugerencias que se han hecho, en el sentido de que siempre está lleno de whisky. El único punto que puedo ver en justificación de eso es que cuando quiere un trago lo toma abiertamente y no vacila en decirlo. No sé cómo será en su parte del país, pero comparado con la sociedad de country clubs en mi parte del país, Marlowe es tan sobrio como un diácono.

Raymond Chandler, carta de respuesta al señor Inglis, un
admirador, octubre de 1951. En un punto de su carta Inglis
especulaba que, para un psicólogo, Philip Marlowe podía
parecer emocionalmente inmaduro.

martes, 20 de diciembre de 2011

Mariposas

Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.

      Un poco de esto hay en la película de Cowboy Bebop. Un poco.
      Cowboy Bebop es tan bueno en tantas cosas... Por ejemplo, esto no me lo puedo sacar de la cabeza:


     Ojala este post haya sido un sueño :P

lunes, 19 de diciembre de 2011

CCC


     En una película o serie que no recuerdo dijeron que si veías 300 más de una vez probablemente eras gay. Este Papa Noel lo hizo:

La vela, la vela

     Respecto al post 300 de este blog, todavía no está claro si verlo más de una vez te arruina el cerebro o te deja ciego.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Tradición

     Puede ser que el árbol sea cada vez más chico y también que las fiestas importen menos, pero el pesebre es especial. Allá lejos, cuando era chico y el turbante me bailaba en la cabeza fue cuando construí con tres maderas, un serrucho, un martillo y como 50 clavos (me gustaba martillar en esa época) la "estructura" del pesebre. A eso le agregamos las imágenes convencionales: algún animal, pastores, Jose, María, el pibe y los reyes.
     Ese pesebre permaneció casi entero hasta ahora. Digo casi entero porque con los años se extraviaron dos reyes: Baltasar y Melchor (o Gaspar, no se). Claro, los reyes perdidos fueron reemplazados por personal extra. El primero en entrar fue Robocop, ocupando el lugar del primer rey perdido. Después, un par de años más adelante, perdimos a otro rey y a Murphy, por lo que en reemplazo usamos a dos personajes que curiosamente el destino puso ante nuestros pies unos días antes, en la calle. Eran un robot que no identifico y el ídolo de multitudes: la Brujita Veron.
     Este año encontramos al Robocop perdido, pero nos dio pena jubilar a uno de los otros, y el pesebre terminó con cuatro reyes magos.



     Las fiestas no son las fiestas sin este pesebre (y el pan dulce).


miércoles, 7 de diciembre de 2011

La Pared

     «¡Perdone! —dirá alguno—. Pero entonces usted, ¿por qué protesta? Dos y dos son cuatro. A la naturaleza no le importan sus pretensiones; no le preocupan sus deseos; no le importa si sus leyes le convienen o no. Usted debe aceptarla como es y a aceptar todo lo que procede de ella. La pared es una pared...», etcétera. Pero ¿qué importan, Dios mío, las sabias leyes de la naturaleza y la impecable aritmética si, por un motivo u otro, esas leyes y ese «dos y dos son cuatro» no me placen? Evidentemente, no puedo romper la pared con la cabeza, porque mis fuerzas no alcanzan para ello; pero me niego a aceptarla simplemente por que sea de piedra y yo no tenga fuerzas para romperla. ¡Como si esa pared pudiera dar alguna paz!
     ¡Como si uno pudiera reconciliarse con lo imposible por el simple hecho de que se funda sobre el «dos y dos son cuatro»! ¡Es lo más ridículo que puede imaginarse!
     ¡Cuánto más terrible es entenderlo todo, tener clara conciencia de todas las imposibilidades, de todas las paredes de piedra, y decidir no humillarse ante ninguna de esas imposibilidades, ante ninguna de esas paredes si ello nos repugna! ¡Cuánto más difícil es llegar, siguiendo las deducciones lógicas, a la posición más desesperante respecto a nuestra parte de responsabilidad en la pared de piedra (aunque está muy claro que no tenemos nada que ver con eso), y, en consecuencia, hundirnos, en silencio pero apretando los dientes con voluptuosidad, en la inercia, sin dejar de pensar que en verdad no podemos rebelarnos contra nadie, porque, sencillamente, no tenemos a nadie contra quién rebelarnos! ¡Y nunca lo tendremos, porque todo es una gran mentira, un engaño, un caos! No sabemos de «qué» ni «quién», pero si sabemos que por todos los engaños y por toda nuestra ignorancia, sufrimos, y tanto más cuanto menos comprendemos.

Fiodor Dostoyevski, Memorias del Subsuelo, Primera parte, Capitulo III (Fragmento).

martes, 6 de diciembre de 2011

Spam... atarse

Uno todavía sufriendo los efectos del síndrome de abstinencia y tiene que aguantar esto:

A veces pareciera que los bots del spam realmente estuvieran espiando...
     Saludos también para la gente de Prosegur, que estuvieron cerca de la genialidad de cierto profesor que tuve, que a la hora de definir que son los costos lanzó un épico "¿Costos?¿Qué son los costos? Los costos son costos", pasando con esto a los anales de la Historia. Y nunca mejor usada la palabra, porque enseñaba como el culo...

lunes, 5 de diciembre de 2011

Física Para Gaznápidos


sábado, 3 de diciembre de 2011

No Pain, No Gain


Y así de fácil pasamos de quemar calorías a simplemente quemar...


Yo les digo: ojo con las bicicletas fijas, en especial las que se regulan apretando la resistencia contra el eje. La temperatura que levanta por la fricción es importante.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Ojo

     Tiene su tristeza empatar en un duelo de mantener miradas con el chiquito que estaba en un colectivo  que esperaba el cambio del semáforo.
     Más tarde, en otro colectivo atiborrado, tuvo lugar una conversación visual con una linda muchacha. Como dije, el colectivo estaba lleno y ella sentada casi al fondo, mientras que yo estaba parado casi al frente. Intercambiamos guiños, sonrisas, morisquetas y hasta opiniones acerca de otros pasajeros. Claro que alcanzó con una breve distracción y desvío de la mirada para que ella bajara sin siquiera un vistazo de despedida.
       Acerca del tema de las miradas ya hemos hablado antes. Ahora, si ustedes quieren dialogar con alguien como lo hicimos nosotros, les dejo la siguiente guía:


Kim Pine And The Wilderness Sabbatical

Por esta y muchas cosas más amo a Kim Pine.
Ah, ya salió el ultimo tomo de Scott Pilgrim. Pidanselo al gordo barbudo (no, no me refiero al que atiende la comiquería, sino a Papanuel, che, que hay que explicar todo. Aunque si lo van a comprar sí, pidanselo al otro gordo barbudo).
Supongo que este es el fin de las entradas ladri acerca de Scott  Pilgrim.

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