domingo, 29 de agosto de 2010

Margarita o el poder de la farmacopea

     No recuerdo por qué mi hijo me reprochó en cierta ocasión:

     -A vos todo te sale bien.

     El muchacho vivía en casa, con su mujer y cuatro niños, el mayor de once años, la menor, Margarita, de dos. Porque las palabras aquellas traslucían resentimiento, quedé preocupado. De vez en cuando conversaba del asunto con mi nuera. Le decía:

     -No me negarás que en todo triunfo hay algo repelente.

     -El triunfo es el resultado natural de un trabajo bien hecho -contestaba.

     -Siempre lleva mezclada alguna vanidad, alguna vulgaridad.

     -No el triunfo -me interrumpía- sino el deseo de triunfar. Condenar el triunfo me parece un exceso de romanticismo, conveniente sin duda para los chambones.

     A pesar de su inteligencia, mi nuera no lograba convencerme. En busca de culpas examiné retrospectivamente mi vida, que ha transcurrido entre libros de química y en un laboratorio de productos farmacéuticos. Mis triunfos, si los hubo, son quizá auténticos, pero no espectaculares. En lo que podría llamarse mi carrera de honores, he llegado a jefe de laboratorio. Tengo casa propia y un buen pasar. Es verdad que algunas fórmulas mías originaron bálsamos, pomadas y tinturas que exhiben los anaqueles de todas las farmacias de nuestro vasto país y que según afirman por ahí alivian a no pocos enfermos. Yo me he permitido dudar, porque la relación entre el específico y la enfermedad me parece bastante misteriosa. Sin embargo, cuando entreví la fórmula de mi tónico Hierro Plus, tuve la ansiedad y la certeza del triunfo y empecé a botaratear jactanciosamente, a decir que en farmacopea y en medicina, óiganme bien, como lo atestiguan las páginas de "Caras y Caretas", la gente consumía infinidad de tónicos y reconstituyentes, hasta que un día llegaron las vitaminas y barrieron con ellos, como si fueran embelecos. El resultado está a la vista. Se desacreditaron las vitaminas, lo que era inevitable, y en vano recurre el mundo hoy a la farmacia para mitigar su debilidad y su cansancio.

     Cuesta creerlo, pero mi nuera se preocupaba por la inapetencia de su hija menor. En efecto, la pobre Margarita, de pelo dorado y ojos azules, lánguida, pálida, juiciosa, parecía una estampa del siglo XIX, la típica niña que según una tradición o superstición está destinada a reunirse muy temprano con los ángeles.

     Mi nunca negada habilidad de cocinero de remedios, acuciada por el ansia de ver restablecida a la nieta, funcionó rápidamente e inventé el tónico ya mencionado. Su eficacia es prodigiosa. Cuatro cucharadas diarias bastaron para transformar, en pocas semanas, a Margarita, que ahora reboza de buen color, ha crecido, se ha ensanchado y manifiesta una voracidad satisfactoria, casi diría inquietante. Con determinación y firmeza busca la comida y, si alguien se la niega, arremete con enojo. Hoy por la mañana, a la hora del desayuno, en el comedor de diario, me esperaba un espectáculo que no olvidaré así nomás. En el centro de la mesa estaba sentada la niña, con una medialuna en cada mano. Creí notar en sus mejillas de muñeca rubia una coloración demasiado roja. Estaba embadurnada de dulce y de sangre. Los restos de la familia reposaban unos contra otros con las cabezas juntas, en un rincón del cuarto. Mi hijo, todavía con vida, encontró fuerzas para pronunciar sus últimas palabras.

     -Margarita no tiene la culpa.

     Las dijo en ese tono de reproche que habitualmente empleaba conmigo.

De Una muñeca rusa de Adolfo Bioy Casares 

miércoles, 25 de agosto de 2010

The Death and Resurrection of Mr. Popo

     Bueno, finalmente, después de como veinte días sin postear nada, regreso. Como mencioné en algunos comentarios del post anterior, me fui de paseo al hospital, todo gracias a mi ex-vesícula. Ese domingo a la noche tuvo el atrevimiento de golpear con un clásico cólico, con el añadido de afectar ademas a su vecino el páncreas. Así que una vez en el hospital debí permanecer unos días hasta que el ya nombrado páncreas se desinflamara.
    Antes que nada tengo que decir que no soy una persona muy social, no me siento a gusto entre cantidades de gente que superen la media docena, por lo que el panorama de pasar un tiempito ahí no me gustaba demasiado. Sin embargo, los dioses estuvieron de mi lado, y me metieron en una sala de dos pacientes.
     Como dije, estuve cinco días en "reposo" por la inflamación del páncreas, pero por suerte no hubo dolor involucrado en la espera. Lo que si hubo es aburrimiento. Ademas, después de eso tuve que aguardar por un turno con el cirujano, lo que llevó otros cinco días más. De esos diez días, los primeros los pasé en compañía de un señor que en una escalada de agresiones con la familia de su ex-esposa terminó allá con los riñones molidos a patadas. Era (bueno, es) una persona tranquila, aunque un poco obsesiva, así que el tema de conversación casi siempre fue el de sus asuntos familiares. Cuando el se fue quedé solo uno o dos días (las precisiones sobran acá) y los últimos días los pasé con un muchacho que tuvo un bonito accidente en moto. La noche que llegó todavía estaba confundido por un golpe en la cabeza, así que se encontraba más o menos como el tipo de Memento, o Nicolino Roche, y tuvimos una linda charla... como veinte veces. Después ya recuperado las conversaciones eran más normales (y variadas).
     Sin embargo, a pesar de las charlas y la compañía, todavía quedaba bastante tiempo muerto. Tiempo que pasé en su mayor parte leyendo:

   
     Y siempre estuve acompañado de mi amigo fiel:
 Mi fuente de música y de internet (Ah, y sirve para llamar)

      Algo que se me olvido mencionar es mi régimen alimenticio. Durante los diez días me alimente con esto:

 Es increíble, pero nunca sentí hambre.

     Ahora ya hace una semana que no tengo más vesícula, y seis días que estoy en casa. Este post se demoró un poco mitad por fiaca, mitad por:


      Así que creo que queda claro que todo salió bien y no hubo ningún contratiempo. Y me despido con la siguiente canción, que alguna vez en el hospital sonó en mi mp3:

  

     P.D.: Ahora voy a retomar el ritmo de posteo habitual, si es que alguna vez hubo. Vaya esto como promesa o amenaza, según su preferencia.

jueves, 5 de agosto de 2010

Feliz día, pendejo!

     Como todos saben, el domingo es el día del niño.


     Con seguridad más de uno debe estar preguntándose que demonios debería regalarle a ese hijo-hermano-sobrino-yoquesé. Es por eso que hoy traigo una colección de juguetes que harán las delicias de los gurrumines. Y de paso, ustedes quedan como unos campeones.

     Arranquemos con los peluches. Primero tenemos un gorrito y un almohadón un tanto peculiares

Ese almohadón es mas incomodo que la ...

     Y no pueden faltar los "animalitos", también de peluche



Sí, eso es un pene...

     O tal vez el chico quiera explorar lo que es el terrorismo:

Se ve que el chico tiene altas aspiraciones...

     O también puede preferir a los superhéroes y otros muñecos:

Batman y Robin en batimobil...

God Jesus. Ahora con luz, sonido y movimiento.

Que hijo de puta, tiene un muñeco de Harry Potter.

     Claro que si es una nena, también hay muñecas:

¿Cual de los dos es el muñeco que se puede afeitar?

??????????????

     Por ahí la chiquita aspira a grandes cosas, para ella hay...


Tinelli, mirá, mirá, Tinelli, Tinelli..

      Ahora, si el pibe es un degenerado, es más difícil encontrar algo acorde a sus gustos:

Una muñeca educativa, sí señor

"Vayamos por partes"

A esta altura podemos decir que los chinos están todos enfermos, no?

     Pero si el pibe es un copado, seguro que este es el regalo que preferiría:

Solo una palabra: Awesome

     Espero que este muestrario les haya quitado una tarea de encima. Me voy a comprar las zapatillas.

lunes, 2 de agosto de 2010

En tu cara Darwin. Y en la tuya también, Benedetto.

      Hoy en día hay dos opiniones acerca del origen de la vida: la de Darwin con la evolución y la de una fuerza superior que creo toda la vida. Pero en la antiguedad había otra creencia más, que hoy en día ya fue desechada.







        Esa creencia era la generación espontanea, es decir que de la nada  o de otro ser surgia uno completamente distinto. Por ejemplo, se creía que las moscas surgian de los cadaveres de los animales, o que de los frutos maduros de ciertos arboles salian ciertos peces o aves.
      Pero sin dudas, de entre todas esas creencias de generacion espontanea, la siguiente, sacada de "Historia de los animales" de Claudio Eliano, es la mejor:

"Se dice que el espinazo de un hombre muerto convierte al tuétano, una vez podrido, en serpiente. La bestia sale, y de la criatura más mansa se desliza arastras la más feroz. Ahora bien, los restos de los hombres honrados y nobles descansan y tienen como premio la quietud, de igual manera que el alma de los tales recibe los cantos y los himnos de los sabios; mas el espinazo de los malvados cría estas bestias, aun después de muertos sus dueños. O bien esto es una completa fábula o, si hay que creerlo, es el cadaver de un malvado (así creo yo) el que recibe la recompensa de su mala conducta, convirtiendose en el progenitor de una serpiente."

¿No era más divertida antes la ciencia?

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