martes, 24 de mayo de 2011

Uno más uno

     Me pregunto si alguien habrá dicho con claridad que la semilla de destrucción de la familia moderna, o del matrimonio moderno, no es el divorcio, la infidelidad sexual, o cosas por el estilo, sino el hecho de que ya no hay una clase ociosa, ya no queda gente que no esté, en algun sentido, acorralada. El abogado puede amar a su esposa y a sus hijos, pero su verdadero amor es la ley. Lo que un hombre hace para vivir, eso es todo. Lo mismo que la casa, la amante, la borrachera, hasta la perversión, el matrimonio es solo un arreglo de conveniencia. Un hombre de esta época en realidad vive (y muere) para su trabajo.

Raymond Chandler

Mientras tanto, en un infierno...

     - ...Ahora llega lo difícil: ya les hablé de una idea perturbadora; y es la que me quita el sueño desde que reflexiono allá en lo que les hice al manco, al foguista y a todas esas gentes que ahora se levantan contra mí. ¡Oh, no crean que aludo a reivindicaciones vulgares, jornadas de ocho horas o salarios mínimos! ¡Pamplinas! En el fondo, ¿saben ustedes lo que les hice a esos pobres diablos? ¡Les robé su tiempo de hombres! ¿Entienden?
     Nos clavó una mirada inquisitiva, y meneó luego su testa con escepticismo visible:
     -¡No entienden un pito! - rezongó -. Al afirmar que les robé su tiempo de hombres, digo su tiempo de cantar, de reír, de contemplar y de saber. ¡Y aquí viene la gran diablura teológica! Porque, al robarles todo eso, les he robado quizás el instante único, la sola oportunidad a que tiene derecho hasta el hombre más ruin: la oportunidad de mirar sin sobresaltos una flor o un cielo; la de oír sin angustia la risa de sus chicos y el canto de sus mujeres; la de hallar, entonces, que la vida es dura pero hermosa, que por Dios les fue dada, y que ese Dios es bueno...
     Al decir las últimas palabras, el solitario del aserradero abatió su frente sobre la mesa: lloró de bruces un instante; su llanto amainó después hasta el silencio absoluto; y el silencio volvió a quebrarse al fin según  los dos tiempos de un ronquido fatigoso. Lombardi ya dormía.

De Adan Buenosayres de Leopoldo Marechal

4 comentarios:

dissors dijo...

Mmm, concuerdo con gran parte de la primera, la segunda me parece un poquitito exagerada :O
Saludos le mando querido :).

dissors dijo...

Mmm, concuerdo con gran parte de la primera, la segunda me parece un poquitito exagerada :O
Saludos le mando querido :).

Un helecho que dice la verdad dijo...

AGUANTE ADÁN BUENOSAYRES Y EL INFIERNO HELICOIDAL BAJO EL OMBÚ DE SAAVEDRAAAAAA!!!! Perdón por la emoción pero es la primera vez que lo veo en el mundo blogueril. Saludos, Mr. Popo.

Mr. Popo dijo...

Dissors: Me parece que lo segundo es así totalmente a propósito

Pirlusa: I see dead people!!!!!
A decir verdad, fue en este mundo blogueril donde me dijeron que lo leyera, no hace mucho.

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