viernes, 8 de julio de 2011

El Hombre Congelado

...podría seguir y seguir narrando incidentes dentro del con­texto del Hombre Congelado. no es totalmente cierto el que yo nunca ME PREOCUPASE o que nunca me enfureciese o que nunca odiase o que nunca sintiese esperanza o que nunca sin­tiese alegría. no pretendo decir que careciese POR COMPLETO de pasiones o sentimientos o lo que sea; sólo que me resulta un poco extraño que mis sentimientos, mis pensamientos, mis acti­tudes sean tan extrañamente distintas y opuestas a las del pró­jimo. al parecer, nunca puedo conectar CON ellos, dado que estoy congelado tanto por mi propia elección como por mi carácter. no os durmáis, por favor, y dejadme terminar esto con una carta, una carta de mi amigo poeta de Londres que describe sus expe­riencias como. Hombre Congelado. me escribió lo siguiente:
«...estoy en esta pecera, comprendes, un inmenso acuario, y mis aletas no son lo bastante fuertes para recorrer esta gran ciudad submarina. hago lo que puedo, aunque la magia sin duda ha desaparecido. parece simplemente que no puedo arrancarme a mí mismo de este estado de congelación y conseguir la "inspiración". no escribo, no jodo, no hago maldita cosa. no soy capaz de beber, ni de comer, he de conectarme. sólo congelación. de ahí la tris­teza, pero nada parece funcionar en este momento. va a ser un largo período de hibernación, una noche larga y oscura. estoy acostumbrado al sol, a la luminosidad y la claridad mediterránea, a vivir en el maldito borde del volcán, como en Grecia, donde al menos había luz, había gente, había incluso lo que se llama amor. ahora, nada. rostros de media edad. caras jóvenes que nada significan, que pasan, sonríen, dicen adiós. oh, fría y gris oscu­ridad. viejo poeta clavado en las estacas. los hedores. de médicos a hospitales, con muestras de mierda, muestras de orina, y siem­pre los mismos informes... análisis de hígado y de páncreas anor­males: pero nadie sabe qué hacer. sólo yo sé. lo único que se puede hacer es escapar de esta celda, y conocer a alguna joven belleza mítica... algún dulce objeto doméstico que se cuide de mí, que exija poco, que sea cálida y tranquila, que no hable dema­siado. ¿dónde está? de ningún modo podría darle lo que ella quiere. ¿¿¿o podría??? sin duda es posible, por supuesto, que esto sea todo cuanto yo necesite. pero, ¿cómo, dónde encontrarlo? me gustaría ser duro. habría sido capaz de sentarme y empezar todo de nuevo, desde el principio, ponerlo en el papel, más fuerte, más limpio, más agudo que nunca. pero algo se me ha ido en este momento, y estoy contemporizando, dando largas. el cielo es negro y rosa y colorado a las cuatro cuarenta de la tarde. la ciudad aúlla fuera. los lobos pasean por el zoo. las tarántulas están acuclilladas junto a los escorpiones, la abeja reina es ser­vida por los zánganos. el mandril gruñe maliciosamente, arrojando sucios plátanos y manzanas de su entrepierna a los niños chiflados que le molestan. si voy a morir, quiero salir hacia California, más abajo de Los Angeles, costa abajo, en la playa, en cualquier sitio, cerca de México. pero eso es un sueño. querría hacerlo de algún modo, pero todas las cartas que recibo de Estados Unidos son de poetas y escritores que han estado aquí, en este lado del Atlán­tico, y me cuentan la mierda que es todo ahí, en casa, lo puerca que es la situación, etc., no sé, nunca podría hacerlo, financiera­mente, puesto que mis respaldos están aquí, y me abandonarían si regresase, pues les gusta más o menos mantener un contacto más estrecho conmigo. sí, el cuerpo cede, pero aguanta, y perdona el espantoso torpor de esta carta. no consigo inspirarme, no con­sigo trabajar. no hago más que mirar las facturas del médico y otras facturas, y el cielo negro, el sol negro. quizás algo cambie, pronto. así están las cosas. tra la la, afrontémoslo sin lágrimas. ánimo, amigo.» firmado: «X» (un famoso poeta... editor).
en fin, mi amigo de Londres lo dice mucho mejor que yo, pero qué bien, qué maravillosamente entiendo lo que él dice. y un montón de dinámicos farsantes con la mente desintegrada por el ritmo sólo nos condenarían por holgazanería o una especie de desdichada vagancia o autocomplacencia. pero no se trata de nin­guna de estas cosas. sólo el hombre congelado en la jaula puede conocerlo. pero no tendremos más remedio que salir de nuestro camino y esperar. ¿y esperar qué? en fin, ánimo, amigos. hasta un enano puede conseguir empalmarse, y yo soy Mataes Platch y Nichlas Combatz al mismo tiempo, y sólo Marina, mi niñita, puede traer luz en pleno mediodía, pues el sol no hablará. y arriba en la plaza, junto a la Union Station, los viejos sentados en círculo miran a las palomas, sentados en círculo horas y horas mirando a las palomas y sin ver nada. congelados. pero yo podría llorar. y de noche cruzaremos sudando sueños insensatos. sólo hay un sitio a donde ir. tra la la la. la la. la.
Charles Bukowski, Escritos de un viejo indecente.

3 comentarios:

dissors dijo...

En una epoca me interese mucho por este escritor, por ver sus peliculas... Pero la verdad no profundice mucho.
Siempre hago lo mismo, me omnubilo por semanas, a veces meses... con algún artista... y después lo suelto, para darle lugar a uno nuevo.
Saludos popito.

(que feo suena popito)

Sil dijo...

pasame tu mail que lo estoy haciendo para lectores invitados :(

Mr. Popo dijo...

Dissors: A mi me cae muy simpático Bukowski. Y también me pasa eso de la obsesión temporal.
(Sí, Popito no suena muy bien)

Sil: Entre mi perfil y Robocop, a la izquierda, está la linea directa a la decepción. Cambiá "hotmail" por "gmail" y listo.

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